Era Nochebuena. El Clan de los Osos se reunía
poco a poco en los dos grandes salones de la planta baja, decorados con un par
de altísimos árboles de navidad. Gallagher se mantuvo al fondo de la estancia,
observando al cada vez más numeroso grupo de Katagarios y Arcadios que
habitaban en el hogar de los Peltier, y que se reunían para la inminente
celebración.
Serre y Alain Peltier se encontraban allí con
sus parejas y sus cachorros. Los oseznos escalaban las montañas de regalos e
intentaban subir a los árboles de navidad, mientras sus padres –que mantenían
sus formas humanas en consideración a Gallagher- les ponían de vuelta en el
suelo.
Justin Portakalian bajó las escaleras en
forma de pantera y cogiendo a uno de los cachorros por el cuello, lo hizo rodar
juguetonamente por el suelo mientras Marvin, en forma de mono, chillaba
nervioso e intentaba saltar a la espalda de Justin para dar una cabalgadita.
Era la reunión navideña más grotesca que Gallagher había visto en sus más de
cien años de vida. Se sentía fuera de lugar, mucho más desplazado que cuando
llegó tres días antes. Cuando los miembros de los Howlers se unieron a la
fiesta, Gallagher decidió que necesitaba un poco de aire fresco y un respiro
para aclarar sus ideas. Encontró a Mamá Lo en la puerta.
— ¿Estás bien?
Gallagher le contestó con una sonrisa.
— Un poco agobiado. Volveré en unos minutos.
La mujer le dio unas palmaditas en el brazo y
le dejó para reunirse con su familia. Él se dio la vuelta en el vano de la
puerta y miró el caos que se había formado en el salón. Realmente, ésa era la
palabra: caos.
Cerró la puerta tras de sí y se adentró en la
fría y oscura noche, vagando sin rumbo por el Barrio Francés. Antes de
reaccionar, se encontró delante de la Catedral de San Luis. Hacía mucho tiempo
que no entraba a una iglesia. Sólo había unas cuantas personas acercándose al
lugar. Sin duda, la mayor parte de los parroquianos esperaría hasta la hora de
la Misa del Gallo. Comenzó a dar la vuelta para alejarse, pero en lugar de
ello, su cuerpo siguió a las personas que se encaminaban hacia el interior. El
vestíbulo de la iglesia estaba oscuro, pero con su vista de Cazador podía ver
con claridad, y se dirigió hacia la pequeña pila de agua bendita en la pared de
la izquierda, al lado de la Sacristía. Se persignó con el agua y abrió las
puertas de madera oscura que llevaban al interior. La belleza de los murales y
de las imágenes le devolvió con rapidez a los días de su infancia, cuando él y
sus hermanos hacían pasar verdaderos suplicios a su madre con sus travesuras y ella
se veía obligada a acorralarles entre los bancos de la Catedral de San
Patricio. Siempre iban a la Misa del Gallo en Nochebuena; sin importar el
tiempo que hiciese ni la salud de su madre.
Gallagher hizo una genuflexión, se persignó
de nuevo y se sentó en la última fila de bancos. Podía sentir a Rosalie en
aquel lugar; como buena creyente y practicante, jamás se había saltado un día
de precepto ni una festividad católica. Y él la había acompañado sumisamente, enfrascado
en un mar de dudas. Siempre paciente, Rosalie se sentaba a su lado, le daba una
palmadita en el brazo y sonreía satisfecha consigo misma por haber conseguido
algo que parecía imposible.
— Te echo de menos, Rose —dijo con el corazón
en la garganta y un dolor insoportable en el pecho provocado por su ausencia.
Quería quedarse allí donde percibía su presencia, pero no podía hacerlo. Ningún
Cazador podía permanecer mucho rato en una antigua iglesia antes de que los
fantasmas del pasado le atormentaran. Y
en ese momento, se encontraba muy débil para enfrentarse a ellos. Se puso en
pie y, silenciosamente, regresó a la pila de agua bendita y salió a la calle.
Hacía frío, pero nada que ver con el aire gélido de Chicago o con la frialdad
que se extendía en su interior. Bajó por la calle Chartres, pero en realidad,
no sabía hacia dónde se dirigía. No tenía deseos de volver al Santuario y no
había necesidad de cazar en Nochebuena; puesto que la mayoría de los humanos se
quedaban en casa con sus familias, los Daimons solían hacer lo mismo.
Siento un no sé que por Gallagher, espero que Sherri le haga una bonita historia =)
ResponderEliminarBesos ^_^
Pues si la historia de Gallagher es muy triste :( y si a mi tambien me gustaria que Sherrilyn escriba algo fresco y alegre para el.
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